En realidad, el resultado de un curso no puede medirse por los aprobados ni por los suspensos, por los partes ni por hasta dónde has llegado en el libro. Se mide por las personas a las que vas a recordar. Por su calidad. Por las personas que te van a echar de menos. Fíjate por donde, creía que todo iba a ser un desastre. Pero ha sido un éxito. Hoy he tenido la mejor de las despedidas para un año mediocre: poder conversar tranquilamente con dos chicas estupendas a las que he tenido el privilegio de dar clase, a las que no olvidaré, que saben que pueden contar conmigo. El mejor final posible. Gracias. Adiós.
J.
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