Te entrego mi amor. Y mi amor es aquí y ahora. En el límite de tiempo entre que vengas y te marches. En el límite de espacio entre tu piel y la mía. Rodeados por lo que alcanzan nuestros brazos.
Te entrego mi amor en este instante, porque no existen ni un mañana ni un ayer más que en nuestros recuerdos y nuestras esperanzas, y sólo el ahora está vivo, como lo estamos tú y yo.
Jamás te querré para siempre. Jamás me ataré a nada, ni trataré de atarte. Porque lo que se ata ya no es libre. Porque para siempre sólo es la muerte y el vacío. Todo lo que vive sólo puede durar un instante.
Y por ello, cuando vuelvas, cuando volvamos, volveré a entregarte mi amor si la vida lo permite. Y te amaré en ese nuevo aquí y en ese nuevo ahora, y se amarán las nuevas criaturas que seremos, de un modo nuevo y diferente.
Y cuando te vayas, cuando yo me vaya, no echaré de menos lo que pierdo. Celebraré y agradeceré lo que he vivido como el regalo que es, como el regalo que hemos compartido.
Y así, el mundo irá girando y creciendo con cada paso que demos, con cada persona que amemos. Y volveremos a encontrarnos.
J.