Tiempo de hacer limpieza. Abrir ventanas. Limpiar el polvo. Y revisar todas esas cosas que vamos guardando en el corazón. Porque llega un momento en el que hay que deshacerse del peso muerto para seguir ascendiendo.
Hasta los zorros tenemos que hacerlo de vez en cuando. Esa persona que sabes que no va a volver. Esa persona que siempre insiste en avanzar por el camino equivocado. Esa persona que ya no te compensa. Que quizás en realidad no te ha compensado nunca.
Y con esto los no-zorros a menudo se confunden y se sorprenden. Porque querer a alguien es genial. Y los zorros podemos querer ilimitadamente, indefinidamente. Pero eso por sí mismo no implica nada, no conlleva nada. Querer es sólo un principio. Un camino. Un proceso. Y a veces a pesar de querer a alguien tienes que alejarlo de tu vida. O alejarte tú. Para eso existen hogueras como las de Litha. Para coger todo aquello que consume nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra felicidad; para coger todo aquello que nos agota. Y quemarlo.
El mundo, la vida, están repletos de personas a las que querer, con las que compartir, con las que crecer. Eso aprende uno como zorro. Y las hogueras de vez en cuando son buenas. Al menos una vez al año.
J.
PD:
Eme, cuando se ponga el sol voy a despedirme.
Será como un collage lo que tuvimos.