Es una de esas cosas tan extrañas que nos parecen magia. Aunque realmente son azar. Aunque tal vez el azar sea magia, o la magia azar. Pero, sin importar el motivo, aparece esa persona. Hay personas que te alegran, que te entristecen, que te hieren, que te curan. Personas a las que abrazas y otras que te abrazan a ti. Infinidad de relaciones y de equilibrios posibles (e imposibles también). Pero para mí, que siempre he caminado en solitario por mi interior, lo más sorprendente ha sido encontrar a una persona en la que me veo reflejado. No yo, por supuesto, con mi barba y la trenza. Mis palabras. Las suyas. Palabras tan suyas que podrían haber sido mías. Y al revés. Frases que se van tejiendo en paralelo, cada uno en su rincón del mundo, pero que podrían alternarse y entretejerse a menudo como si fuesen lo mismo, como si hablasen de lo mismo. Siento que con frecuencia lo hacen.
¿Qué puedo hacer? Sorprenderme. Disfrutarlo. Volver a sorprenderme. Y pensar, quizás, que sólo es cuestión de tiempo que nuestros textos finalmente se entrelacen. No sé si de mi tiempo o de su tiempo. Tal vez sea el mismo.
Por supuesto, estoy hablando de mi desconocida favorita. De ella. Y también sé que cuando esté perdido me encontraré entre sus palabras.
J.
:) :) ¿El tiempo es, acaso, alguna otra cosa que lo que nosotros decidimos hacer con él? ^^