Va deslizándose lento, trepando por las paredes y pegándose a los huecos invisibles que dejan los días entre sí. Y sin darte cuenta, de repente lo ocupa todo, pasa a ser todo. Y me recubre de sí mismo, y dejo de ser yo, y soy sólo cansancio. Demasiadas obligaciones adquiridas. Demasiados intentos de cambiar el mundo. Demasiadas cosas necesarias que no sé si sólo puedo hacer yo, pero que al final acabo haciendo yo.
Y quizás sea necesario dejar de hacer. Por simple supervivencia.
Porque después todo pasa, y cuando acaba veo que he sido capaz, que ha salido bien. Y olvido demasiado rápido todo el proceso, todo el agotamiento, todo lo que he dejado de vivir. Y no puede ser. Porque la vida no son metas ni destinos, la vida son caminos y procesos.
Así que tendré que recordármelo, y dejar de hacer mucho para hacer mejor.
J.