El mundo no se para. Ni los días impares, ni los días de fiesta, ni los días de luto. Jamás se va a detener por ti, ni por mí, ni por nadie. No somos tan importantes. Nada es tan importante. Así que en todo caso serás tú quien se detenga. Y, cuando te pongas de nuevo en marcha, verás que el mundo jamás se detuvo. Que las flores crecieron y se secaron, que los pájaros vinieron y se marcharon, que los hombres se alegraron y se entristecieron. Y que todo eso puede pasar sin mí. Sin ti. Sin nadie.
Porque al final todo es aquí, todo es ahora. Y cada momento de más que dedicas a lo que fue, a lo que será, cada segundo, es un segundo que tratas de detener el mundo. Pero el mundo no se para.
J.