Se nota en las mañanas grises y en el viento fresco. En la mirada hacia adelante con el corazón encogido. En la mirada hacia atrás con la sonrisa. En los días rápidos. En las despedidas y las inminentes llegadas. En el pellizco de nervios cada vez que se mira al calendario.
Y es de esas cosas que siempre son distintas y siempre son iguales. Y no se mide el año por otoños, sino por septiembres. El otoño vendrá después. Ahora es septiembre el que va a engullirme mientras salto a sus fauces, sin tiempo para pensármelo siquiera. Hacia la rutina, una rutina en la que ya nada será igual, y los días que vienen me lo irán confirmando.
Septiembre. Aquí llega. Y lo huelo, y me sopla en la piel, y lo observo en la distancia brumosa. Septiembre. Aquí voy.
Un comentario en “Septiembre (2015)”