El año va extendiendo hebras sobre nosotros. Zarcillos, tentáculos, hilos. Y todos ellos se nos van adhiriendo. Algunos llegan inesperados. Otros deseados. Otros los recogemos porque es necesario hacerlo. Y todos van formando parte lo que somos, de lo que hacemos. De lo que debemos ser, hacer.
Pero la rueda gira, y hay que pararse. Lavarse con agua de lluvia, secarse con viento, para no olvidar lo que hay debajo, para volver a descubrirlo. Y a lo mejor, desprendernos de algo de hojarasca. Mudar una piel que quizás se nos ha quedado pequeña, quizás se ha desgastado demasiado.
Llegará Samhain, dentro de una luna, completando el giro. Y el cómo ha de encontrarme sólo es decisión mía, responsabilidad mía. Volverme hoja y caer, volverme tierra, volverme semilla. Dormir todo el invierno, sin prisa por la primavera. Crecer en otras direcciones. Sólo yo puedo decidirlo. Sólo yo puedo descubrirlo. Porque sólo tengo que mirar hacia mis raíces para entenderlo.
J.