A veces llegan golpes que te hacen tambalearte entero. Que te arrancan el aliento y las fuerzas. Que te hacen decir “¿y ahora como sigo?”. Que dejan la página en blanco, y la miras pensando que no tiene sentido tratar de llenarla. Pero entonces recuerdas que escribir no es una tarea para cuando estás bien. Que escribir es parte de lo que te hace estar bien. Que escribir cura. Que es algo inevitable. Y vuelves a la tarea. Y vuelvo a la tarea.
J.